Se trata del tipo de
textos en los que se presentan las razones a favor o en contra de determinada
"posición" o "tesis", con el fin de convencer al
interlocutor a través de diferentes argumentos tomando una postura a favor o en
contra . Se trata de manera fundamental, aunque no exclusivamente, de juicios
de valor, apreciaciones positivas o negativas acerca de lo expuesto (Bueno,
malo, feo, bello; válido/ no válido, adecuado/no adecuado). El discurso
argumentativo es propio del ensayo y de la crítica en general. Ejemplos típicos
son el discurso político o el Artículo
de opinión. Con los textos argumentativos se puede dar un
punto de vista frente a un tema cualquiera, ya sea una posición positiva o en
contra.
Elementos
Los textos
argumentativos pueden presentar, entre otros, dos tipos de estructura: la
estructura de causa consecuencia y la estructura de problema solución.
La estructura de
causa consecuencia es propia de los textos cuya finalidad es analizar las
causas de un hecho determinado o bien las consecuencias que se derivan de ese
hecho.
La estructura de
problema solución es característica de los textos en los que se aportan
soluciones a hechos o situaciones adversos.
A esta clase de texto
pertenecen generalmente Ensayos, artículos de opinión etc...
En un sentido débil
todo texto es argumentativo, pues utiliza mecanismos de apoyo que buscan la
aceptación por el receptor de un contenido cognitivo, esto es, la verdad de una
proposición, la legitimidad de un pensamiento u opinión.
Argumentar significa procurar convencer a otro (u otros) de una idea,
de un pensamiento, de una
afirmación o de una opinión que sostiene un escritor. Significa, además,
defender lo que se expresa aportando razones que justifiquen la posición
asumida.
Las secuencias
argumentativas constituyen, en consecuencia, uno de los pilares de la vida en sociedad
y están presentes en cualquier actividad comunicativa. Ámbitos de
tanta importancia social como el político, el económico o el de la justicia se
basan en la argumentación; por supuesto, no escapan a ella el ámbito
científico y el académico (que tanto nos interesan).
En los textos argumentativos, con frecuencia, se incrustan
narraciones, descripciones o explicaciones que funcionan como
argumentos o refuerzan la función persuasiva. En este caso, pueden convertirse
en argumentos los ejemplos, las analogías, las citas o menciones a
«autoridades» en la materia que se está tratando, la exposición de causas o
datos estadísticos, entre otros.
Para que exista argumentación son necesarios, como mínimo, los siguientes
elementos:
•
Un objeto (un tema
controvertido, una cuestión polémica, una situación problemática) que admita
opiniones e hipótesis varias, así como diferentes maneras de abordarlo.
•
Un emisor (para estos
fines un escritor) que manifieste y defienda una opinión, que fije una postura
y cuyo fin comunicativo capital sea convencer. El escritor que hace frente a
la tarea de construir una secuencia argumentativa tiene que ser consciente de
quién es su lector. Dado que su propósito es hacerlo variar de opinión debe
saber qué piensa sobre el tema, cuáles son sus creencias, qué prejuicios tiene,
con cuál ideología simpatiza, etc.
•
Un receptor (un lector,
para algunos un antagonista, su oponente) real o figurado. Por lo general,
alguien que sostiene una opinión contraria a la del escritor. Pero también es
posible que se trate de un lector que esté de acuerdo con el escritor y quiera
reafirmar su punto de vista. Además, puede ocurrir que los dos compartan las
mismas opiniones, aunque se basen en razones muy distintas; y
•
Un objetivo centrado en
conseguir que el lector opine lo mismo que quien escribe.
Cualquier escritor de
textos argumentativos sabe que existen posturas contrarias a las adoptadas por
él. Por lo tanto, con el propósito de hacer prevalecer su opinión sobre la dé
los demás, como estrategia, el autor puede introducir la idea que sus oponentes
defienden para rebatirla. Si con este recurso consigue, a través de argumentos
sólidos, refutar la tesis contraria, su propia tesis se verá reforzada. Este
procedimiento es el que se conoce como contra argumentación.
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